miércoles, mayo 14, 2003

DEL LABERINTO

Hace unos días despegue de mi espalda dos pegatinas, las cuáles pensaban y absorbían la energía de manera catatónica, de cierta forma podría disimular dos explosiones versátiles en puntos dispersos. La pegatina morena se subleva en el decir que me encuentro rumbo a la cúspide y que soy más de lo que se podría tener cerca, y la pegatina rubia simplemente calla y se guarda sus palabras, no es que no quiera hablar, pero su edad es tan limitada que las hormonas le queman las manos, ese bisexo sideral le clava puñales de felpa a su blanca tersura.

Me he dado cuenta que no somos más que libros de fotos, del recoveco un presagio y de toda esa travesía… nada.




LABERINTO INTENCIONAL

Puntos en la noche
borrosos me complacen,
superflua mi nube se cunde
a palidez de robles fuertes
que padecen insomnio,
de callados menesteres
sobre antillas sin mar.

Le vierte el viento el nombre
a tu noche borrascosa,
de aquella canción en son
a una lluvia sin promesa.

Volátil como pluma golondrina
tal cuál laudano clava
una adicción de mi ser al tuyo,
de yo de ti abierto alado,
que me sumerge entre los pardos
sin entender porque te clama
mi caudal de luz apasionante
a mi locura nebulosa,
no detona,
no claro,
de una muerte serpentino
que se guarda caprichosa
por ti del todo...
donde no me encuentras.


Paola Herrera Ledesma

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